domingo, 25 de enero de 2009

El Fin de la Iglesia Católica

La Ley de Libertad Religiosa en vigor data de julio de 1980. Antes de Felipe. Antes de la ley del divorcio. Antes de la ley del aborto. Antes de tocar la mayoría de leyes franquistas, se hizo ésta. Es lógico. Hasta la promulgación de esta ley, en la teoría era "delito" no ser católico.

Con esta ley, se abrió el país a la posibilidad de profesar la religión que a cada cual le viniera en gana o a no profesar ninguna.

Casi treinta años después, España ha cambiado. Aunque mayoritariamente la población se sigue definiendo como católica, lo cierto es que apenas un 20% se consideran religiosos. También tenemos un nada despreciable porcentaje de musulmanes y, desde luego, una cada vez mayor porción de gente que o bien creen en dios a su manera o bien directamente se autodefinen como agnósticos o ateos.

Con este panorama, en el que el porcentaje de católicos decrece año a año, en el que cada vez menos padres bautizamos a nuestros hijos, en el que los jóvenes se alejan cada vez más de la Iglesia, en el que los apóstatas vamos subiendo en número (y si no somos muchos más es porque se nos deniega este derecho)... ¿qué está haciendo la Iglesia? Pues, en lugar de acercarse a la gente, lo que hace es lanzar soflamas, cuando no amenazar con el fuego del infierno (de boquilla, que todavía no he visto yo ninguna excomunión).

¿O es que ellos sí pueden decir y hacer públicamente lo que les venga en gana pero los demás no?

Lo grave no es que Rouco diga que los autobuses ateos son un abuso; lo grave es que para él, el que un autobús municipal lleve la leyenda "probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida" es un abuso y sin embargo el que un autobús lleve la leyenda "Cuando todos te abandonan, Dios sigue contigo" no lo es.

¿Por qué tenemos que aguantar los no católicos el hecho de que la religión invada permanentemente nuestras vidas y sin embargo no puede haber ni media injerencia a la contra y, automáticamente, se nos tacha de anticlericales?

Tardarán más o menos, se revolverán más o menos... pero con esta actitud, vaticino el fin del cuento más pronto que tarde.

Podéis leer más sobre este tema en Periodistas en Guerra, en El Rey de la Baraja, en Derribando Barreras y también en el blog de José Carlos.

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