domingo, 18 de enero de 2009

LAICIDAD Y MUJER

Hablar de la mujer, que más o menos supone la mitad de la población mundial, es uno de los temas que más atrae a laicos convencidos.

La Humanidad no puede dejar de avergonzarse al ver cómo se ha tratado a la mujer durante los últimos dos mil años de Historia.
La historia social y religiosa ha dejado trazas de machismo de tal magnitud que siguen actuando hoy en día de un modo escandaloso.

En el tercer mundo la situación de la mujer es generalmente penosa.
Si nos asomamos a África, Asia e Hispanoamérica veremos que la mujer vive en unas sociedades que no le otorgan dignidad alguna y viven en situaciones dramáticas sólo por ser mujer: Ablaciones, lapidaciones, marginación social, palizas, negación del voto, total ausencia de relación social, una vida sexual catastrófica, matrimonios impuestos, trabajos ínfimos, salarios injustos, leyes discriminatorias, religiones opresoras, violaciones consentidas, prostitución, etc.

No tiene precio la labor que hacen grupos y asociaciones feministas en esos países a favor de los derechos de la mujer poniendo su vida en un serio compromiso, bajo el riesgo de, cómo mínimo, sufrir persecución y tortura.

España no ha estado exenta de practicar este machismo irracional durante la Historia

No podemos olvidarnos de que Europa y España han dibujado sus valores morales durante dos mil años bajo la influencia de la moral judeo-cristiana, y aunque Jesús de Nazaret devolvió la dignidad a la mujer y a los marginados, la Iglesia no debe haber aprendido muy bien sus predicaciones y ejemplos.

Y no es que los laicos estemos deseando siempre hablar de la Iglesia.
Es que no podemos obviar que, después de dos milenios de un catolicismo que ha calado hasta los más profundo de nuestras costumbres sociales, se nos ha dotado de muchos valores morales que van desde los magníficos hasta los aberrantes.

La Iglesia Católica ha vulnerado la dignidad de la mujer en todos los tiempos, poniendo una serie de elementos opresores al servicio del hombre tales como la virginidad, el demonio, la sumisión al esposo, la obediencia o el repudio social.
Yendo a las raíces del problema en el Eclesiastés que dice que “es preferible la malicia de un hombre al bien realizado por una mujer”, o El libro de los Proverbios que califica a la mujer como “peleona, estúpida y lunática”.
Tomás de Aquino en su “Suma Teológica” llega a poner en duda la existencia del alma en la mujer.
El mismo San Agustín, un ex mujeriego, definía a la mujer como “un animal que se complace sólo en mirarse al espejo”.

Pero si revisamos lo que pasa actualmente en los momentos contemporáneos encontramos que la mujer en España sigue bajo la presión de un machismo activo.
Y todo es fruto y consecuencia directa de esos valores. Las sociedades actúan en función de esos valores, y borrarlos es una tarea difícil porque forman parte de la cultura de los pueblos, y la cultura es una maquinaria lentísima que se revuelve perezosa a la hora de corregir sus taras.

Son numerosos los casos de violencia de género que no son más que la más cobarde expresión de un machismo que no acaba de creerse eso de que las mujeres tienen derecho a vivir con dignidad.
Son numerosos los ciudadanos que integrados en grupos religiosos y políticos ultraconservadores ponen a la mujer en un segundo plano social y económico con claras intenciones de relegarla de los derechos que les otorga el conjunto de leyes que las defienden.
Al Partido Popular no le gusta la idea de una Ley de Igualdad de Género y Rouco Varela no para de soltar todo tipo de infamias contra la Laicidad, la que defiende, entre otras cosas, la dignidad de la mujer.
Aún hay empresarios que marginan a la mujer trabajadora con salarios inferiores, despidos por embarazo, acoso laboral o impidiendo que puedan acceder a puestos de responsabilidad.

Si hay algo que tiene de utilidad la política laica es que permite reconstruir todo el andamiaje de valores, sacudiéndose esas taras adquiridas durante dos mil años y construir una ética por y para el ciudadano sin importar el género, color, raza, credo, lengua o cualquier filiación.

Las mujeres tienen aún una lucha larga por delante, pero tarde o temprano la batalla estará ganada. La lucha por un Estado Laico allanará el camino.

Es lamentable que haya hombres machistas, pero es patético que haya mujeres que asumen su rol de señora medieval y justifiquen su propia discriminación. Aún las hay, no hay más que ver cómo hay mujeres que abuchean a otras mujeres por desfilar como soldados en el Alarde de Hondarribia.
Dani Solana
Cordinador de Alava Laica - Araba Laika

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por este blog. En Álava no hay foros como este en los que se trate abiertamente estos temas. Seguid así. Un abrazo. Alex.