lunes, 6 de octubre de 2008

LAICIDAD A PIE DE CALLE

Las religiones han albergado los valores morales que cada una de ellas predicaba y defendía. Las más importantes son religiones de mayorías, impuestas durante siglos por la fuerza y aún hoy en día siguen tratando de imponer a las sociedades valores morales que muchos cuidadanos y cuidadanas no aceptan ni desean, pero que tienen que acatar.
Todo parte del hecho de que como son mayoría son intocables, y nada más lejos de la realidad. ¿Es que es tener razón el defender que la mujer siga marginada porque hay valores morales católicos que no la defienden en su plenitud de igualdad y respeto? ¿Es que es tener razón defender al ciudadano creyente que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación? Podríamos poner infinidad de cuestiones de graves injusticias que las religiones mayoritarias practican, pero como son mayoritarias y se les ha otorgado poder espiritual, material, económico y moral muchísimos ni se atreven a plantar cara.
Cuando los valores morales eclesiásticos se imponen a los Estados, es decir, cuando la religión, perteneciente al más estricto ámbito de lo privado, invade lo público a través de las instituciones, resulta que las leyes que emanan de tal situación no son justas. No son leyes hechas para todos los ciudadanos sino para aquellas mayorías (en el caso de España hablamos de las católicas) que imponen sus valores.
Hay claros ejemplos en los que la Iglesia despliega toda su bronca en cuanto se habla de temas que afectan a mucha gente y que no es de justicia atenderlos adecuadamente. No hay más que ver a Rouco Varela echándose a la calle visceralmente y jaleando a todos los grupos ultraconservadores del país cuando surgen cuestiones justas a nivel legal tales como: la eutanasia, el aborto, la homosexualidad y el matrimonio homosexual, la mujer y sus derechos, la investigación con células madre, la educación para la ciudadanía o la política económica con respecto a la Iglesia Católica.
Muchos son los puntos que se pueden sacar a relucir. No obstante debe quedar claro que laicidad no significa hacer desaparecer las Iglesias de la faz de la tierra. Quien piense eso se equivoca. Se trata de separar la Iglesia (ámbito de lo privado) de lo público (ámbito de lo institucional). El fenómeno religioso ha existido siempre y siempre existirá en tanto que es un elemento coexistencial al ser humano. Los poderes públicos deberán garantizar la plena libertad de todos los colectivos defensores cada uno de su pensamiento, ideología, raza, etnia, credo, humanismo, ateísmo, agnosticismo y cualquiera que sea el modo en que deseen interpretar el mundo que les rodea, tanto terrenal como espiritual, y que les afecte en el modo de realizarse para alcanzar la felicidad individual o colectiva, así como culminar un marco de justicia económico social que tanto promulgamos y que nunca parece llegar.
Por eso, un Estado Laico debe crear a través de leyes justas un entorno de convivencia entre todos los diferentes donde primen la tolerancia y el respeto al otro.
El Estado tiene que dar la bienvenida a cuantas Iglesias deseen entrar a formar parte de nuestro espacio de tolerancia, dejándolas a cada una de ellas en su área de actuación privada y sin interferir en la vida pública o política. Ahora bien, cada una deberá respetar las reglas de juego que se han dado los ciudadanos, en tanto que ciudadanos y no miembros de asociación alguna.
El Estado Laico debe tener en cuenta que por encima de todo está el individuo. Si el individuo desea formar parte de cualquier tipo de asociación que le genera autorrealización y felicidad, eso es cosa privada de cada uno. Le toca al Estado defender que a ese ciudadano nadie le excluya por ser quien es.
Eso no sucede hoy en día en España. El Estado español desde la aprobación de la Constitución Española del 78 mantuvo el cupo económico y los privilegios por los cuales se primaban y daba poder a la Iglesia Católica menospreciando a otras religiones o a cuantos grupos sociales se declaraban ajenos a la Iglesia. Se primó y se sigue primando una grave injusticia que debe corregirse a estas alturas de caminar democrático de este país.
No puede un Estado administrar justicia si no actúa justamente. Dar privilegios genera descontento y sin sabores y tampoco es bueno para la propia Iglesia porque es la primera que debe predicar la justicia y eso crea mucho descontento dentro de ella. No hay más que ver cuantos grupos católicos y teólogos claman por un Estado Laico. La Iglesia debería darse cuenta de que actuando bajo el amparo privilegiado del Estado consigue enemigos, poder, privilegios, todo ello muy lejos de los que las raíces sinceras del cristianismo predican. Es clave que cada una de ellas de autofinancie. Que no se entrometan más allá de las fronteras de lo espiritual. Que amen y defiendan la libertad de los individuos sin tratar de imponer su religión.
Por muy grande que sea una Iglesia no tiene que dar lugar a gozar de prebendas económicas. Insisto, todas bienvenidas. Pero cada una en su sitio, sea cual sea su dimensión. Que dejen a los poderes públicos educar sobre tolerancia, libertad, talante democrático, justicia social, política, etc.
De todos estos asuntos, al menos la Iglesia Católica, no ha dado buenos ejemplos y ni los dará, porque el gran fallo de las Iglesias es que tienen la osadía de hablar en nombre de Dios, y eso es tremendamente peligroso. Pobre Dios.
En favor de todos estos objetivos también se puede trabajar a pie de calle, desde aquí. Por eso hemos creado la Plataforma Álava Laica – Araba Laika. Porque no podemos estar callados.
Daniel Solana
Coordinador Plataforma Álava Laica – Araba Laika
http://alavalaica.blogspot.com

4 comentarios:

edums dijo...

¡Qué bien... bienvenido sea este nuevo foro!
Espero que esta plataforma sea una herramienta más para alcanzar la laicidad en toda su plenitud… porque queda aún mucho por hacer en una sociedad tan conservadora como la española. Ejemplo de ello, y para empezar entrar ya en materia… la última del Tribunal Supremo en contra de los derechos de los apostatas.
Esto es lo que no debemos permitir… Espero que este blog anime, persuada e incite a todos los progresistas a luchar por una sociedad laica, libre y justa.

Rucar dijo...

Hola Enhorabuena por la inciiativa, ahora solo falta que tenga continuidad en cuanto a contenidos.

Eso sí, no coincido plenamente con vuestros planteamientos. Creo que incidís demasiado en criticar a la Iglesia, y olvidais que más que laicismo a secas lo la sociedad necesita son una nueva escala de valores basadas en los derechos cívicos. Al fin y al cabo la(s) iglesias(s) cumplen un papel social y tienen unos feligreses que las respetan.
No es tanto -a mi pareer- apostatar como cimentar y consolidar en la sociedad valores cívicos en base a las libertades y derechos inherentes de cada individuo.

Saludos

LAICOS DE ALAVA dijo...

PARA RUCAR:
GRACIAS POR TU RESPUESTA. EL ARTICULO0 QUE HAS LEIDO ES SOBRE LAICIDAD CENTRADA EN LA RELIGION.QUIZAS ES PORQUE LA MAYOR DETRACTORA DE LA LAICIDAD ES LA IGLESIA.
PERO LAICIDAD ES MUCHO MÁS Y VAMOS A METER MUCHOS TEMAS RELACIONADOS CON ELLA: MUJER, NUEVAS FAMILIAS, JUSTICIA SOCIAL Y ECONOMICA, EDUCACION, POLITICA, ETC..ESPERAMOS NO DEFRAUDARTE Y TUS COMENTARIOS O CRITICAS SON SIEMPRE BIENVENIDOS. SALUDOS

edums dijo...

Está claro Rucar que las iglesias cumplen un papel social... nadie se los niega a ninguna... pero la católica es la hegemónica en nuestro país y está “sobreprotegida” por el Estado, por lo que la crítica principal va hacia ella y no hacia las demás. La laicidad es un principio que no se cumple en España principalmente por cómo se considera y se “sobredimensiona” a la iglesia católica. Por lo tanto entenderás normal que parezca que se centren en ella los esfuerzos del movimiento laico sin que esto deba ser interpretado como anticlericalismo. La apostasía es un resultado de eso… venimos de un país donde la religión católica era la única y verdadera y eso con la democracia se ha convertido en una tradición que no se ha discutido y parece ser a todas luces la religión del Estado. Ante esto y la injerencia de la jerarquía católica en asuntos que poco le competen nace esta ola pro-apostasía, que no es más que una visibilización de que muchos han sido considerados como católicos sin serlo realmente, porque ni lo han querido ni decidido libremente. Y si a esto le sumamos la postura de la iglesia católica en estos últimos años ante temas como el aborto, la educación para la ciudadanía, la familia, el matrimonio homosexual, entre otros, comprenderás Rucar el porqué de todo lo que tu pareces no ver. La apostasía es por tanto uno de esos elementos, aunque no el más importante, que ayudaran a cimentar y consolidar en la sociedad valores cívicos en base a las libertades y derechos inherentes de cada individuo.